Archivo de la categoría: PSICOLOGÍA CLÍNICA

ENCARANDO EL DOLOR

Algunos escritores dicen que venimos a esta vida para sufrir. Para recorrer un camino largo y angosto, con baches, largas cuestas y piedras enormes. Parece ser que forma parte de nuestra esencia humana eso que calificamos como dolor o sufrimiento, pues no es como el dolor físico de una liebre atacada por un depredador, es un dolor mucho más hondo, imperceptible para los demás, pero desgarrador para nosotros.

balsa

Todos lo hemos sentido y algunos hemos pensado que quizá nos acompañe toda la vida. Ahí hemos entrado en el fatídico bucle que yo en consulta suelo denominar “el pozo sin fondo”: todo pierde color, viveza y movimiento. Aparece una percepción del mundo caótica y una auto-perepción como un ser inmóvil que cae en el vacío sin poder hacer nada. Mientras tú caes, tus amigos y familiares te acompañan con un “¡tienes que salir! ¡Ánimo! ¡No puedes estar así!”. Sobra decir que la visión del pozo desde arriba no es la misma que desde abajo: tú ves un larguísimo recorrido hasta alcanzar esa luz que parece lejana y ellos están arriba, en la zona iluminada. La frustración de tus seres queridos muchas veces es enorme ya que por mucho que te tiendan la mano no pueden sacarte de él.

lagrimas_del_alma

Ahí, en tu oscuridad, rodeado de las paredes de tu propio pozo es cuando empiezan a sonar como un eco aquellas palabras que hicieron crujir tu interior, a proyectarse vívidamente esas imágenes que te atormentan y a cerrarse tus ojos para no enfrentar tu realidad. “Es tan duro, tan indescriptible que es imposible de soportar. No quiero vivir así”. Cuando en consulta he escuchado frases como está… ¡suena música celestial en mis oídos! “No quiero vivir así”, me gusta esta parte de la frase, la única que me interesa. No querer vivir así es el motivo del cambio.

Lo primero que debes aprender es que en contra de lo que parece: no, no hemos venido a esta vida a sufrir. Hemos venido a vivir, a experimentar, a aprender, a reír, a llorar, a sentir… Tú no eres tu dolor, tú eres más que el dolor que estás sintiendo, eres mucho más que un sentimiento. Tu vida va más allá de esta etapa, una etapa que debes seguir caminando para zanjarla. Nadie va a sacarte del pozo, tú eres quien debe recorrer el camino hasta la salida. Podrán ayudarte, pero no si tú no pones en marcha tu cuerpo.

No debes ignorar el dolor, no debes buscar la distracción, evadirte o hacer como si no pasara nada. Esa no es la solución. Al dolor hay que enfrentarlo de cara, comprenderlo, entender por qué te hace sentir así. Nuestro dolor nos habla de quién somos, qué necesitamos, qué hemos perdido y qué tenemos que cambiar. Sólo las personas que encaran al dolor superan el miedo y reaccionan buscando una solución, la que sea, la que ellos consideren oportuna. Es así como consiguen salir del pozo.

Es curioso pero ese pozo oscuro acaba dándonos mucha luz. Nos muestra quiénes somos, la fuerza que tenemos y nos enseña el otro lado de la vida, aquel que va más allá del sufrimiento, aquel que está más allá del pozo negro. Te enseña que el pozo sin fondo no existe, es tu visión del mundo la que te hace sentir así.

oscuridad

Si miras el mundo como un túnel todo parecerá negro.

Si lo miras como un  paisaje verás las diferentes tonalidades de la vida.

Y aunque la herida sana,  uno ya no es el mismo. Es más fuerte, más sabio, está más vivo. Tras la oscuridad uno sólo se plantea “A MIRAR HACIA ADELANTE… QUE PARA ATRÁS YA ME DOLIÓ BASTANTE” (como dice la canción).

Patricia Blasco. Psicóloga.

La magia de reír

risa

REÍR:”Manifestar regocijo mediante determinados movimientos del rostro, acompañados frecuentemente por sacudidas del cuerpo y emisión de peculiares sonidos inarticulados” (RAE).¿Sólo eso? No, siento discrepar con la RAE pero reír es mucho más que una serie de movimientos faciales y corporales:

Reír de es dejarte llevar por las palabras, por las emociones, por la gente que te rodea. Reír es que te duelan los mofletes, la tripa y que te lloren los ojos.

Reír es salivar, intentar buscar aire porque no puedes respirar, moverte o hablar mientras tu cara está roja y te duele, pero ¡no te importa!

Reír es mirar a los ojos de la otra persona y que te den más ganas de reír.

Reír es olvidar

Reír es sentirse bien, libre, sin tapujos, sin vergüenzas.

Reír es animarte a decir la primera “pararruchada” que se te ocurra.

Reír es un alivio

Reír es sentir que merece la pena vivir

La risa es una emoción que forma parte del ser humano, muy pocos animales muestran risa, algunos primates superiores y nosotros. Se cree que su origen es puramente social , una forma de comunicarnos y de establecer relaciones pero actualmente sabemos que la risa sirve para mucho más. Algunos de sus beneficios son:

La risa aumenta el umbral del dolor.

La risa hace que nuestro cuerpo libere endorfinas, unas sustancias que liberadas en un nuestro cerebro actúan como analgésicos disminuyendo la intensidad del dolor. ¡Un ibuprofeno gratuito!

La risa mejora la creatividad.

Tener un profesor que te haga reír estimula la habilidad para aprender. Un estudio de la Asociación del Humor Terapéutico Aplicado encontró que los niños ríen hasta 300 veces durante el día y los adultos menos de 20. Esto hace que estén abiertos al mundo, a la información, a la imaginación… y que se comporten como «esponjas de información» haciendo que su curva de aprendizaje sea mucho mayor que la nuestra.

La risa es ansiolítica

Reír hace que disminuya el nivel de cortisol, la hormona del estrés. Nos aleja de las sensaciones negativas y del temor. No hay nada mejor que echarte una risas después de un duro día de trabajo.

La risa mejora las relaciones amorosas

Elegimos parejas que nos hagan reír. Un estudio encontró que tanto hombres como mujeres puntúan el sentido del humor por encima de la inteligencia, la educación, la profesión o el atractivo sexual en la lista de requisitos deseables en una pareja. Además está demostrado que las parejas que sonríen y se ríen juntas afirman estar más satisfechas con su relación y permanecen juntas por más tiempo.¡Claro! ¿Cómo no vas a querer a alguien que te hace sentir bien?

La risa nos saca de apuros

La  risa es una emoción que puede ayudarnos en nuestras relaciones con las personas más cercanas, algo importante cuando nos sentimos bien pero clave cuando tenemos problemas. Una risa en el momento oportuno puede quitar tensión al ambiente y hacer que la moneda cambie de cruz a cara.

Las relaciones duran más cuando nos reímos juntos

Rodearte de amigos que te hagan reír hace que quieras estar con ellos toda la vida. Uno de los principales motivos por los que se estropean amistades (y parejas) es porque al estar juntos las personas no se ríen, el tiempo se hace largo cuando están juntos y la libertad de expresión empieza a escasear. Busca amigos que te hagan reír y serás afortunado.

La risa elimina el insomnio.

Produce cierta activación cerebral que elimina la fatiga y el cansancio. Esta es la explicación por la cual pese al cansancio de toda la semana aguantas de fiesta hasta las tantas con tus amigos….

La risa te ahorrará el botox al cumplir los 50.

Estira los músculos de la cara, levanta el mentón, las mejillas y los músculos de alrededor de los ojos, manteniendo el rostro en forma y sin arrugas. ¡Toda una maravilla!

La risa fortalece el sistema inmune

Todos hemos oído que afrontar una enfermedad con humor y con buen plante hará que tengamos más posibilidades de curarnos. Cierto, reír hace que nuestro cuerpo fabrique más anticuerpos y nos proteja de forma más eficiente ante los bichillos invasores.

logo COMPLETO

¡¡¡NO PUEDO CON MI VIDA!!!

Tenemos que ser sinceros y reconocer que en más de un momento de nuestra existencia hemos sentido que no podíamos con nuestra vida, que lo que estábamos viviendo “no lo deseábamos” o lo peor de todo: “no nos lo merecíamos”. Aunque parezcan sentimientos similares son muy diferentes y conllevan diferentes tipos de actuaciones. En psicología este tipo de sentimientos/pensamientos se trabajan de dos modos diferentes. Hoy no vamos a dar consejos de cómo cambiar tu vida (¡sería demasiado fácil para ti! ¿eh?), vamos a intentar que tu cerebro haga “click” y reaccione.  ¿Te animas a desafiar a tu coco?

2

Si estás viviendo una situación personal que no deseas, ¿a qué esperas para cambiarla? La palabra deseo implica elección y tú puedes cambiar tu vida. Observa aquello que no te gusta, plantea opciones y elige aquella que te resulte más viable, cómoda o atractiva. Arriésgate, sal al mundo y rompe las reglas establecidas: ¿por qué no puedes cortar con esa pareja que no te hace feliz? ¿Qué es lo que te ata para no poder hacer ese viaje que anhelas? ¿Por qué no apuntarte al gimnasio que tantas veces has mirado? ¿Por qué sigues aguantando a esa amiga que te absorbe toda tu energía? ¿Por qué necesitas que alguien te acompañe a todos los lados? ¿Por qué no estudias lo que siempre has querido? Son obstáculos que nosotros mismos convertimos en grandes muros que nos frenan. A veces, como ya dijimos en otro post, por “el qué dirán”, otras veces por miedo a lo desconocido y otras veces por simple comodidad y victimismo. La vida pasa demasiado rápido para estar pensando que vendrán días mejores, NO TE HAGAS LA VÍCTIMA, ¡ACTÚA HOY!

Ahora bien, la situación cambia drásticamente cuando estamos viviendo una situación personal que creemos no merecer. Pongo ejemplos claros: la enfermedad propia o de un familiar, el abandono de una pareja, el fallecimiento de un familiar, estar en paro… Aquí la solución no pasa por la elección, plantear alternativas y actuar. No, tristemente no. Tu problema va a seguir existiendo por mucho que pases noches sin dormir, pienses todo el día en lo desgraciado que tú eres y en la suerte que tiene el resto, en “¿por qué yo?” o te abandones en el sofá. En estas circunstancias no se puede hacer nada para enmendar la situación y hacerla reversible, pero sí puedes trabajar sobre tus pensamientos y evitar quedarte estancado, ¿cómo? Aceptando la realidad. Pero cuidado, aceptar no es lo mismo que conformarse. Aceptar es tolerar una situación, intentar que te afecte lo menos posible cambiando el foco de atención hacia otras áreas, abandonando una lucha hacia algo que no tiene solución y abriendo nuevos horizontes que nos permitan vivir como nos gustaría. Piensa que aunque tu vida y tu entorno no sea como una vez lo soñaste, tu futuro podrá ser diferentes si siembras el presente: cada pequeña acción, cada pequeñito paso, se convertirá en algo grande en el futuro.

Resumiendo:

Si hay algo que puedas hacerlo HOY: hazlo.

Si no puedes hacer nada: a otra cosa mariposa y a pensar en el FUTURO.

Así que si no puedes con tu vida, quita lastre y haz que sea menos pesada. El camino es demasiado largo para recorrerlo con una mochila cargada de preocupaciones…

1

Patricia Blasco González. Psicóloga

Un nubarrón con efectos sobre ti

La ansiedad es una sensación desagradable, de eso no cabe dudas. Todos hemos experimentado algún estado de ansiedad (esa indescriptible sensación de inquietud, palpitaciones, ahogo y temblores), pero afortunadamente no todos hemos sentido la verdadera ANSIEDAD, aquello que los psicólogos llamamos trastorno de ansiedad.

Oigo tantos días usar frívolamente esta palabra a personas en la calle, a médicos de urgencias que diagnostican de trastorno de ansiedad en 5 minutos y trato tantos días a pacientes en mi consulta que sufren esta patología y cuya solución ofrecida hasta el momento por nuestro sistema sanitario ha sido tomar una pastilla detrás de otra, que personalmente pido mucho respeto para esta palabra que engloba un gran sufrimiento y que merece un trato especial, dedicado y personalizado.

¿Qué es la ansiedad?

Yo la describiría como una especie de nubarrón gris que se va extendiendo por nuestro cielo y poco a poco va convirtiendo todo lo que nos rodea en oscuridad: altera nuestro ritmo de vida (sueño, energía, ingesta de comida…), nuestras relaciones, nuestro trabajo y lo peor de todo, altera nuestra propia identidad. Disminuye nuestra autoestima, nos hace sentirnos incapaces, culpables, ineficaces, diminutos… nos convierte en pequeñas piezas de un puzzle cuyas piezas no podemos encajar entre tanta oscuridad.

Nubarrón

Hoy no me voy a detener en contar aspectos que todos conocemos de la ansiedad, sino en algunos efectos curiosos que tiene y que quizá no sean tan bien conocidos por todos. ¿Cuáles son?

  1. La ansiedad afecta al olfato, ¡haciendo que el mundo apeste! A medida que estamos más ansiosos, los olores que en una situación normal nos parecían normales, se tornan desagradables. La explicación a este fenómeno es que cuando experimentamos un estado de ansiedad, nuestro sistema emocional se une a la activación del sistema olfativo, convirtiéndonos en auténticos detectives de olores y siempre inclinando la balanza hacia el olor más desagradable que esté presente. Esto se explica porque el detectar malos olores es útil para prevenir peligros como comer comidas descompuestas, o identificar posibles depredadores y no hay que olvidar que la ansiedad es un estado constante de hipervigilancia por si algo malo ocurre en el ambiente.
  2. El ejercicio reduce la ansiedad. Este sí lo sabíamos. Cuando hacemos un poco de ejercicio, nuestro malestar disminuye. Solamente 20 minutos pueden conseguir que nos calmemos inmediatamente. Se ha demostrado que sus beneficios se extienden más allá del momento, al resto de nuestro día o de nuestra vida. ¿Qué tal si en vez de fumar, comer o tomarnos pastillitas probamos a dar un paseo a trote ligero respirando aire fresco?
  3. ¿La ansiedad se hereda? La respuesta sería un sí a medias. Heredamos de nuestros padres la predisposición a sufrirla, es decir, padres ansiosos otorgan a sus hijos unos genes muy vulnerables a la ansiedad. Ahora bien, la aparición de un trastorno de ansiedad dependerá del estilo educativo de los padres y del ambiente en el que la persona crezca. No olvidemos que una infancia cálida y en la que prime el cariño es la prevención más segura.
  4. La ansiedad disminuye nuestro sistema inmune. Las personas con ansiedad crónica acaban teniendo problemas de salud por un sistema inmune agotado. Pensad en un cuerpo que se siente constantemente amenazado y se esfuerza por defenderse… algún día no podrá luchar más por mero agotamiento.
  5. Cambia la forma de pensar. Parece obvio, pero una de las formas más efectivas de reducir la ansiedad es ver las situaciones desde otro punto de vista, justo en el lado contrario en el que nos pone la ansiedad. Aquí es cuando intervenimos los psicólogos, los fármacos no modifican el pensamiento.
  6. La ansiedad nos lleva a conclusiones precipitadas. Un experimento muy interesante realizado en la Universidad de Illinois demostró que las personas ansiosas tienden a sacar conclusiones demasiado rápidas de los estados emocionales de los demás. Estos investigadores presentaron una serie de imágenes donde se veía un rostro que cambiaba su expresión emocional a diferentes personas. Así se pudo apreciar que las personas ansiosas eran capaces de notar antes que las demás el cambio en la expresión pero se equivocaban más a menudo en identificarla y casi siempre la describían con componentes negativos.
  7. La ansiedad afecta a nuestro equilibrio. Aquellas personas que sufren niveles altos de ansiedad tienen frecuentemente problemas con su balance emocional. A veces, se encuentran mal sin razón aparente y experimentan cambios de humor que no parecen asociados a nada que esté ocurriendo, pudiendo experimentar mareos y pérdida del equilibrio. Esta sensación puede provocar una intensa sensación de indefensión.
  8. La ansiedad amplía el espacio inter-personal. Es uno de los efectos más curiosos de este estado emocional. Ese espacio que todos tenemos a nuestro alrededor y que nos hace sentir cómodos cuando hablamos con alguien, se reduce cuando estamos ansiosos. Habitualmente, en occidente el espacio personal cara a cara está entre 20 y 40 cm. En situaciones de ansiedad este espacio puede duplicarse. Es por ello que las personas que sufren ansiedad se sienten intimidadas o incómodas con la proximidad física o en lugares públicos como ir en autobús o a un concierto

Si revisamos todos estos efectos podremos entender como la ansiedad, una respuesta natural a la amenaza, se extiende en muchas ocasiones irracionalmente a situaciones que realmente no presentan ninguna amenaza y nos convierte en personas completamente diferentes.

¿Es posible eliminarla? ¡Por supuesto!

Pero hay que contar con que la ansiedad presenta una gran característica y es que no abandona fácilmente.

Pero presenta una gran debilidad: como todo buen nubarrón siempre deja resquicios por los que asoma el sol.

Sin título

Patricia Blasco González (Psicóloga)

¿¿¿Y para cuándo «MI MOMENTAZO»???

Seguramente si dedicais cinco minutos a leer los estados de vuestra lista de whatsaap, facebook u otras redes sociales podréis leer «Buscando la felicidad» o «En busca de la felicidad». Cuando leo estas frases me dan ganas de preguntar «¿Cómo la buscáis? ¿Giro a la derecha o a la izquierda para pillarla a tiempo?». Me imagino una situación a lo Inspector Gadget con gabardina, sombrero y lupa buscando de izquierda a derecha algún rastro de la felicidad… Es un reflejo algo cómico, cierto, pero así de ilógico es el ser humano… ¿Cómo buscar algo que no sabemos qué es ?

inspector-gadget2

Dedicamos parte de nuestra vida a buscar la felicidad, a plantearnos altos objetivos pensando que cuando los alcancemos «por fin seré feliz». Empleamos horas y noches sin dormir pensando en ese momentazo de nuestra vida. Qué diremos, qué haremos, qué sentiremos, qué dirán los demás… Pero justo antes de alcanzar ese deseado sueño ¡zas! ¡Lo estropeamos ! Ya tendremos otro objetivo dispuesto en primera fila que hará que ya no nos importe igual ese otro por el que tanto hemos luchado y que estamos a punto de alcanzar. Y el momento pasará y lo peor es que ya no volverá y sólo nos quedará el amargo sabor de la frustración. Así pasamos nuestra vida, lamentándonos por lo que no tenemos, por aquello que queremos conseguir y dejando pasar las grandes oportunidades que la vida nos ofrece para ser felices.

Pero a veces ya no nos lamentamos por el futuro que no tenemos, sino por el pasado que se fue. Especialmente en estas fechas tan navideñas añoramos a aquellos que no están y pensamos en cómo sería el presente si ellos estuvieran. Es inevitable. La memoria existe para recordarnos qué nos hizo felices y si nos fijamos, es justo en ese momento cuando  somos racionales y valoramos las pequeñas cosas que parecían tan insignificantes: la forma de saludar, el olor, la voz, las costumbres… Y recordamos lo felices que éramos y lo infelices que somos ahora por no tenerlos.  Nos sentimos desgraciados, ya no estamos completos. Si entramos en este círculo, estamos perdidos: Siempre nos van a faltar personas y siempre habrá momentos que no volverán …

¿Es posible ser feliz? ¿Qué es exactamente la felicidad? 

La felicidad está malinterpretada, no es un momento álgido de nuestra vida. No es tener el mejor trabajo, la mejor casa, los mejores estudios, muchísimos amigos o una familia muy grande y completa.

La felicidad es el cúmulo de pequeños-grandes momentos que cuando los juntamos hacen que se cree una combinación única: NUESTRA PROPIA VIDA. Es esa sorpresa que no esperabas, la felicitación de alguien a quien valoras, la mirada de tu pareja, la caricia de tu madre, el buen consejo de tu padre, las risas con tus amigos, una comida familiar, tu primer día de trabajo, el día que superaste tu miedo… Y el poder despertarte cada mañana y empezar un nuevo día, conseguir un nuevo reto y acostarse sabiendo que has aprendido algo nuevo y que te queda muchísimo por aprender.

Son esas pequeñas cosas que parecen insignificantes pero que dan sentido a nuestras vidas porque nos hacen sentir únicos. Esa es la verdadera felicidad: descubrirnos como seres irrepetibles.

Tu momentazo está en cada minuto de tu vida. Como dijimos hace unos posts, somos los protagonistas de nuestras vidas: TÚ decides ser feliz, TÚ decides lamentarte y TÚ eliges tu camino.

Si quieres tener tu momentazo, ¡préstate atención y quiérete!

 

¿CULPABLE o INOCENTE?

Si nos paramos a pensar si alguna vez nos hemos sentido culpables, probablemente se nos ocurrirán muchas ocasiones en las que hayamos experimentado la culpa, pero la pregunta que vale la pena hacernos cuando nos sentimos culpables es: ¿Tengo realmente la culpa? El mero hecho de responder con sinceridad a esta pregunta hará que en muchas ocasiones nos libremos de esta emoción tan amarga. Desde aquí, vamos a clarificar este concepto para aprender a lidiar con la culpa.

En primer lugar, cabe destacar que el sentimiento de culpa es necesario; de no ser así, no formaría parte de las emociones humanas. Es un afecto negativo que nace como consecuencia de una conducta intencional que atenta contra la ética de la propia persona o las normas de la sociedad en que vive. Así pues, la función del sentimiento de culpa es ayudarnos a remodelar nuestra conducta para lograr una mejor adaptación.

Si bien este sentimiento aparece como una respuesta adaptativa ante conductas intencionales, ¿por qué nos sentimos culpables cuando actuamos de forma inintencionada? La respuesta a esta pregunta se halla en la sensación de culpa. En ocasiones, tenemos esta sensación como consecuencia de malas acciones de las que nos sentimos responsables, independientemente de si lo somos o no. Estas malas acciones son inintencionadas, suceden de forma accidental, por lo que la sensación de culpa es desadaptativa y no nos proporciona ningún beneficio. Además de esto, la sensación de culpa supone un gran gasto de energía que nos impide desarrollarnos en otros aspectos, razón por la cual es importante aprender a combatirla.

Existen diferentes factores que favorecen la aparición de la sensación de culpa, tales como: una baja autoestima, un estado de depresión o una tendencia al perfeccionismo. Este tipo de rasgos serán incluidos en la categoría Personalidad sensible ante la sensación de culpa. Definiremos la ausencia de estos rasgos como Personalidad fuerte ante la sensación de culpa. Asimismo, incluiremos una tercera categoría para las Personalidades patológicas donde podemos ubicar, por ejemplo, a las personas con psicopatía y sociopatía.

Así pues, alguien que tenga una personalidad fuerte hará una buena discriminación entre la culpa intencional (sentimiento de culpa) y la culpa inintencional (sensación de culpa), sintiéndose culpable solamente ante las situaciones que lo requieran. Por otro lado, quienes tengan una personalidad sensible harán una mala discriminación y tenderán a sentirse culpables ante ambos tipos de situaciones. Por último, aquellos con personalidades patológicas tampoco harán una discriminación correcta pero en estos casos la tendencia será a no sentirse culpables. A continuación, vamos a intentar vislumbrar esta idea con dos ejemplos.

Acción intencionada (romper un coche)    

imagen 1

Acción inintencionada (romper la bici)

imagen 2

En el caso de la imagen 1 (acción intencionada), tanto las personalidades sensibles como las fuertes tendrán sentimiento de culpa, mientras que las personalidades patológicas no lo tendrán.

En el caso de la imagen 2 (acción inintencionada), las personalidades sensibles tendrán sensación de culpa, mientras que las personalidades fuertes y las patológicas no la tendrán.

A modo de conclusión, el primer paso para lidiar con la culpa es aprender a discriminar entre aquellas situaciones en las que hemos actuado con una intención premeditada y aquellas en las que la acción no ha sido intencionada. Para ello, será crucial una reflexión sincera acerca del asunto que nos genere dicha emoción. También es importante asumir la idea de que la responsabilidad puede llevar al fallo, por ejemplo, un futbolista puede fallar un penalti pero no por ello ha de sentirse culpable. Por último, habremos de valorar si hay alguna forma de enmendar nuestros errores y llevarla a cabo en la medida de lo posible.

SIÉNTETE CULPABLE SÓLO CUANDO TENGAS LA CULPA

Entrada realizada por: Javier Clemente Escolán (estudiante de Psicología)

SALUD MENTAL, ¿cómo alcanzarla?

Seguramente si nos preguntaran si somos conocedores de poseer o no una buena salud mental nos entraría la duda. Quizás en un primer momento contestaríamos un rotundo «Sí, ¡por supuesto!», «Oiga, yo no estoy loco, ¿eh?» o algo parecido. Pero poco después, cuando nos preguntásemos a nosotros mismos «¿estoy sano mentalmente?» la duda vendría a acompañarnos. Es rocambolesco como una pregunta tan sencilla e importante para nuestras vidas quedaría sin respuesta.

El no tener salud mental no implica estar loco, ni trastornado, ni delirante, ni estar al borde del abismo. Para poder entender qué es la SALUD MENTAL tomemos la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS): » La salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productora y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad».

Esta definición podemos llevarla mucho más allá y decir que nuestra salud mental no sólo es necesaria para nuestro bien, sino también para las personas que nos rodean. Sólo tenéis que pensar en las repercusiones que tiene para un bebé el cuidado incompleto de una madre que no se siente capacitada para ello…

Es importante tener una buena salud mental y física ya que si no disponemos de la primera difícilmente podremos disfrutar de la segunda: el tan importante hecho de sentirse bien físicamente.

Debemos ser conscientes que en nuestra mano está el gozar de tan importante y preciado estado de salud. Todos podemos conseguirlo y de esta manera, a modo de feedback se fortalecerán otros aspectos de nuestra vida cotidiana.

Aquí podemos ver algunos de los beneficios que obtendremos:

  • Disfrutaremos más de la vida
  • Sabremos manejar mejor las situaciones que se nos presentan día a día
  • Tendremos bienestar
  • Se incrementará nuestra calidad de vida
  • Tendremos buenas relaciones familiares así como con compañeros y amigos
  • Mantendremos el cuerpo fuerte

CEREBRO SANO

Aquí os dejo unos CONSEJOS que podemos seguir para estar sanos mentalmente:

  1. Fomenta las relaciones que te hagan sentir bien y aléjate de aquellas personas que sean dañinas y perjudiciales para ti.
  2. Mantén el cuerpo activo. El sedentarismo no nos hace sentir bien. El ejercicio nos ayudará a reducir el estrés y nos permitirá disfrutar nuestro día a día
  3. Sigue una dieta equilibrada. Recuerda que el cerebro se alimenta de lo que comemos.
  4. «¡Yo puedo!». La autoconfianza es primordial. Debemos conocer la cosas que somos capaces de hacer y tener confianza en su realización, pero al mismo tiempo ser conocedores de nuestras debilidades. Esto hará que no nos frustremos por cosas que se nos escapan de las manos. Si nos conocemos bien a nosotros mismos construiremos una imagen realista de nuestra capacidades.
  5. Empatiza con los demás. Sé capaz de ponerte en el lugar de otra persona que está en situaciones comprometidas. Podrás aprender y ver que tú no eres el único al que la vida le da reveses.
  6. Establece metas. Tenerlas nos hace sentir bien y activos pero no debemos convertirlas en una NECESIDAD. Hay que contar con la posibilidad de que no se consigan a la primera o que quizá nunca las conseguiremos, pero por ello no vamos a dejar de ser felices. Esto evitará que el hecho de no conseguirlas tan rápido como queremos nos genere ansiedad o frustración
  7. Ayuda a los demás en la medida de tus posibilidades, esto hará que te sientas satisfecho. Pero recuerda, no lo hagas con la esperanza de que algún día esa persona te compensará, este camino sólo te llevará a la frustración y enfado. Ayuda porque tú quieres ayudar.

Estos son sólo unos cuantos consejos que podemos seguir para poder conseguir una buena salud mental que es nuestro talón de Aquiles para tener una buena salud física y una buena calidad de vida. Y recuerda:

LA VIDA ES DEMASIADO CORTA PARA HACER OTRA COSA QUE NO SEA SER FELIZ

Entrada realizada por: Ana Cotela López (estudiante de Psicología)

«¿Qué dirán de mí?»

No podemos negarlo: lo que los demás piensan de nosotros nos importa. Intentamos autoconvencernos de «No me importa lo que la gente piense de mí «, pero no es cierto, el mero hecho de pensarlo ya hace que lo tengamos en cuenta.

¿Por qué? Porque somos seres sociales.

El ser humano vive en sociedad y eso conlleva dos aspectos: 1) Necesitamos a los demás para poder sobrevivir, y 2) Necesitamos poder anticipar lo que otros van a decir, hacer o pensar en relación a nuestro comportamiento para intentar ser aceptados. Es decir, esta preocupación aparentemente “absurda” que tan a menudo nos roba tiempo y energía forma parte de la esencia del ser humano. Y debe serlo porque todos hemos sufrido muchas veces por “el qué dirán” e incluso hemos perdido horas de sueño. ¿Alguna de esas veces mereció la pena? ¿Conseguiste cambiar lo que opinaban de ti? ¿Cambió tu vida en algo? A las dos primeras preguntas la respuesta es NO. Y a la tercera la respuesta es SÍ. Muchas veces lo que esperamos que van a creer sobre nosotros hace que al final aquello que tanto deseábamos hacer lo hagamos inseguros, no lo disfrutemos e incluso que no lo hagamos. Eso sí que puede cambiarnos la vida. Pongamos como ejemplo aquellos jóvenes que no estudiaron la carrera que deseaban simplemente porque eso no era lo que sus padres esperaban de ellos, ¿creéis que se sentirán realizados cuando tengan que ir a un trabajo que no les satisface 8h diarias? La triste respuesta es que no, siempre pensarán en lo que podría haber sido y no fue…

QUÉ DIRÁN DE MÍNo merece la pena preocuparse por lo que los demás pensarán de ti porque el principal perjudicado serás tú, su vida no cambiará con lo que tú hagas o dejes de hacer, pero la tuya sí. Entonces, ¿debemos ignorar lo que los demás piensen de nosotros? ¿Los tenemos que tener en cuenta? No podemos ignorarlos porque nos enfrentaremos a sus comentarios, queramos o no. Y por supuesto que debemos considerarlos, pero sin dejar que nos corten las alas. Tenemos que diferenciar TENER EN CUENTA y PREOCUPARNOS, son términos distintos. La opinión de los demás debe ser tenida en cuenta porque es enriquecedora y nos ofrece otros puntos de vista pero no significa que tengamos que cambiar para ajustarnos.

Aclarado esto, si no quieres perder tiempo en algo tan absurdo como “qué pensarán de mí” aquí van algunos consejos:

  1. ¿QUÉ DESEAS HACER TÚ? Esto es lo que debe primar ante todo. Si tú lo tienes claro será como una casa bien construida: pocas opiniones harán temblar las paredes si la base está bien consolidada.
  2. ASUME LA IMPERFECCIÓN: Nadie es perfecto. Las personas nos equivocamos, a veces más, a veces menos, pero TODOS FALLAMOS. Tener la libertad de poder elegir y equivocarte es la mejor oportunidad para aprender. Pero también existe la posibilidad de acertar. No la ignores.
  3. TÚ NO ERES LA EXCEPCIÓN: Los demás también se equivocan. Y como bien dicen “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra…”.
  4. ESTABLECE UNA JERARQUÍA: ¿te importa lo mismo lo que opine de ti tu madre/amigo/pareja que lo que piense la vecina del tercero? ¡Por supuesto que no! Tienes que tener claro quién es importante para ti y quién no. Pero cuidado, esto no quiere decir que la opinión de los importantes “vaya a misa”, sea cual sea, es tan sólo un punto de vista.
  5. PON EN MARCHA EL FILTRO: Una vez que tenemos establecida la lista de personas importantes para nosotros es hora de poner un filtro. Todos conocemos quiénes dan buenos consejos, quiénes son sinceros y quiénes harán un comentario fuera de lugar para intentar herirnos. Tenlo en cuenta.
  6. VALORA LAS OPINIONES: A veces, incluso personas importantes para nosotros, nos dan opiniones que no nos esperamos o que nos frenan. La mayoría de veces lo hacen por miedo, porque priorizan sus sentimientos o simplemente porque piensan de manera diferente. Piensa en esa opinión que no te ha gustado y piensa por qué la han dado, éste es un aspecto importante.
  7. Y por último y no por ello menos importante, DECIDE TÚ, sólo TÚ tienes las riendas de tu vida.

Esta entrada va dedicada a alguien muy especial y que me encanta que forme parte de mi vida, tanto profesional como personal.

FELICES 31 AÑOS, NO DEJES QUE NADIE CORTE TUS ALAS. YO CREO EN TI.